Un operador o trader que formule un diseño de inversión en función a un portafolio, debe colgarse a una estrategia determinada pues ello le garantizará mitigar los impactos de volatilidades en los mercados o riesgos sistémicos o no sistémicos que afecten el valor de su cesta o canasta de vehículos de inversión.
Toda estrategia tiene –inevitablemente- que ver con el tipo de mercado, clase de activo y clase de riesgo al que se enfrenta el trader; de ahí que destacan cuatro modelos estratégicos de trading.
El trading de posición significa proteger –manteniendo- una postura de mercado por un espacio temporal determinado: corto plazo [meses] e inclusive largo plazo [años].
El objetivo capital tiene que ver con emplear –por parte de los trader- un diseño de inversión a largo plazo que no agregue las volatilidades puntuales o de cortísimo plazo [como los efectos especulativos del negocio o trading de intradía].
La apuesta es a largo plazo y a la recuperación; este tipo de trading es recurrente en recesiones atípicas como las anotadas tras la COVID 19 por ejemplo.
“En función a la utilidad potencial, se incrementa la explosión a un riesgo determinado”, dicen economistas y firmas gestoras de activos.
Es común apelar a la regla de Fibonacci para definir posiciones a largo plazo, sean las de pullback o brekout.
Es todo lo contrario a la estrategia de posición.
El objetivo es ingresar y salir del trading en el mismo período diario desde donde se negocia un activo, y evitando prolongar la inversión o “posición” más allá del cierre del trading.
Así, “se bloquean peligros traducidos en diferentes tipos de riesgos del trading y otros cargos o sobrecostos que se añaden una negociación overnight”, detallan economistas y firmas gestoras de activos.
Aquí, conviene estar alertas a un análisis continúo del trading y estar muy atento a las noticias financieras de diversos mercados: acciones, bonos, macroeconomía, derivados, ETF, CFD, PBI real, empleo, ventas, expectativas de gerentes PMI, forex online, riesgo político, otros.
En este caso es clave contar con un poderoso análisis basado en rangos estocásticos, estadísticos o fundamentales, cualitativos o colgado a noticias financieras y de mercados y econométrico matemático que incluya series de tiempo y Fibonacci; todo para definir una estrategia tanto de corto como de largo plazo.
Todo ello acogiéndose a un preciso y matemático plan de inversiones predeterminado.
“Las tendencias operan tanto en presiones al alza como a la baja. Por ejemplo, una enérgica propensión bajista advierte que los proveedores tienen sometido al trading. Y una estable propensión alcista, advierte más consumidores que proveedores que obligan el incremento del valor de determinado activo”, advierten economistas y firmas gestoras de activos.
El trader que se cuelga al “swing trading” apela a un “mix” entre análisis fundamental y técnico con el objetivo de hallar “oscilaciones” o subidas y bajadas armoniosas en las cotizaciones de un vehículo de inversión y sacar provecho de los patrones o tendencias encontradas.
“Un swing superior ocurre cuando el precio de un vehículo de inversión fluctúa de forma positiva, en tanto que un swing mínimo es lo inverso”, aclaran economistas y firmas gestoras de activos.
Por Eduardo Recoba
Fuente: iforex