La UE a principios del 2023 dió luz verde a la venta de larvas de gusano en polvo, congeladas, en pasta y deshidratadas, mientras que los grillos pueden venderse en polvo parcialmente desgrasado.
Es cierto que el consumo de insectos como alimento está ganando popularidad en Europa en los últimos años. Aunque no es una práctica muy común en la mayoría de los países europeos, algunos restaurantes y tiendas de alimentos especializadas ya ofrecen productos a base de insectos, como harina de grillos, gusanos de seda y chapulines.
El consumo de insectos como alimento es una práctica común en muchas partes del mundo, especialmente en Asia, África y América Latina, y se considera una fuente sostenible y nutritiva de proteínas. Algunos defensores de esta práctica argumentan que el consumo de insectos también puede ser una forma de reducir la huella de carbono y proteger el medio ambiente, ya que requiere menos recursos y produce menos emisiones de gases de efecto invernadero en comparación con la ganadería convencional.
Sin embargo, aún existen barreras culturales y regulatorias que limitan la adopción generalizada del consumo de insectos en Europa. Por ejemplo, la normativa de la UE en materia de alimentos establece requisitos estrictos sobre la seguridad alimentaria y la higiene, y muchos insectos no cumplen con estas normas. Además, a muchas personas les resulta difícil superar el tabú cultural que rodea al consumo de insectos como alimento.