La Justicia hongkonesa ha sentenciado el destino de Evergrande, el gigante inmobiliario chino, ordenando su liquidación. Este desenlace marca el último capítulo de una crisis que ha sacudido los cimientos del sector asiático, sumiendo a la empresa en un abismo financiero de más de 330.000 millones de dólares en deudas desde hace más de dos años.
1. El Estallido de la Crisis:
En el epicentro de la tormenta se encuentra el impago de la deuda extraterritorial en 2021, desencadenando cientos de litigios y sembrando la incertidumbre en el sector inmobiliario. Evergrande, en ese momento, ya arrastraba un pasivo asfixiante de más de 300.000 millones de dólares.
2. Las ‘Tres Líneas Rojas’:
Pekín estableció las ‘tres líneas rojas’ en 2020, regulaciones destinadas a frenar el acceso a financiación para promotoras con pasivos excesivos, niveles de apalancamiento elevados, o falta de liquidez. Estas medidas se convirtieron en las cadenas que ataron a Evergrande y otras empresas del sector.
3. El Mercado en Pausa:
El frenazo del crecimiento, el peso del sector inmobiliario en el PIB, y la desconfianza de los compradores han creado un escenario de mercado paralizado. Esto no solo preocupa a las promotoras, sino también a las familias que ven la vivienda como una valiosa inversión.
4. Sin Acuerdo de Reestructuración:
Evergrande presentó una propuesta para reestructurar su deuda impagada, pero las votaciones de los acreedores se han pospuesto en varias ocasiones. La incapacidad para emitir nueva deuda ha exacerbado la situación.
5. Vuelven las Turbulencias:
Con pérdidas superiores a 86.700 millones de dólares desde 2021, una solicitud de bancarrota en EE. UU. y acciones cayendo casi un 99.5%, los últimos meses han sido un torbellino para Evergrande.
6. ¿Qué Ocurrirá Ahora?:
La juez hongkonesa nombra un administrador judicial, pero la incógnita persiste sobre si la decisión será reconocida por la China continental, donde Evergrande tiene la mayoría de sus activos. Analistas expresan dudas sobre el alcance del poder de ejecución sobre los activos ‘onshore’.
Este desenlace marca un hito en la crisis de Evergrande, dejando al descubierto las profundidades de su declive y las incertidumbres que persisten en el horizonte.